7 de agosto de 2015

Nuevo blog

Para todas aquellas personas que aún sigan entrando en mi blog y veáis la falta de novedades, os informo de que ya tengo mi propio blog literario, y estoy volcando en él todo mi tiempo libre, razón por la que os animo a visitarlo y dejarme vuestras impresiones.

Mi nuevo blog es el siguiente, y al clickar sobre el nombre accederéis a él:

La burbuja literaria de J.C

¡Un saludo y gracias por leerme!

30 de julio de 2014

El despertar

Vuelvo a mi blog tras más de un año de silencio virtual, debido en gran parte a mi participación en un blog de fútbol ( http://www.estaestugrada.com/ ), y en mi regreso quiero presentaros mi primera colaboración musical y literaria con Juan Jesús Lupiáñez (alias John O' Perdono). Aquí está el enlace para poner la música con el texto (copiar y abrir en una pestaña nueva, la música empezará automáticamente), y si hubiera problemas, hay otro al final del texto en sí. 
https://soundcloud.com/johnoperdono/el-despertar




El despertar
Amanece en el dojo  y como cada mañana, Takeshi Mushasi se arrodilla en el suelo y reza antes de emprender su andanza. Es un samurái desde que alcanzó la edad para empuñar una espada y servir a su clan. El rezo a sus ancestros, es uno de los rituales que realiza al despuntar el alba y una vez finalizado éste y atada su katana al cinto, sale al exterior del dojo para dirigirse a los campos de cultivo. Pasea de un lado a otro respirando el aroma de la tierra, disfrutando de las primeras luces del día. Ha tenido la suerte de nacer en un lugar que ama y en el cual no tiene necesidad de muchos lujos. Prosigue hacia el bosque y con su katana en mano, comienza a practicar con ella cortando cada ráfaga de aire. El samurái es un servidor y un guerrero que antepone su vida individual al bienestar de una comunidad. Está dispuesto a vivir cada día como el último, porque cuando llegue su hora, estará preparado para dejar este mundo y seguir luchando en el siguiente.
Tras varias horas de práctica con la katana, se refresca en la cascada que hay al final del bosque. Vuelve al pueblo y se une al grupo de meditación. Todos comparten su bushido, todos conocen su deber, su cometido, y ninguna edad difiere para ello. Su filosofía es que no hay más guerrero que el que se sacrifica con una vida de servidumbre, con el honor y la lealtad como estandartes. Al acabar de meditar, vuelve al dojo, coge su arco y sus flechas y camina hacia el bosque, a practicar varias horas más. El día no ha llegado a la mitad, pero Takeshi ya se prepara para la batalla que tendrá lugar al día siguiente. Se acuesta, pensando en lo que le espera, en el terreno en el que yacerán sin diferencia amigos y enemigos, en el aire húmedo que les acompañará durante la contienda… y se abandona al sueño.
Al día siguiente, embutido en su verde coraza, cabalga hacia la batalla, una más, en la defenderá su honor y el de su clan. Varios centenares de guerreros parten de la aldea samurái, y ninguno de ellos tiene la certeza de que regresará. Él empuña su katana y se acerca raudo al lugar donde esperan sus oponentes. Es un samurái, y como tal, no teme a la muerte, sino al deshonor de no morir luchando. Ha desmontado veloz de su caballo y comienza a cruzar su katana contra las de los adversarios que le salen al paso. Los demás samuráis de su clan se encuentran también combatiendo a su lado, y el aire no tarda mucho en impregnarse de sangre, casi sin que ésta se vea afectada por las fuerzas terrestres, y parezca flotante sobre los hombres que girtan, mezclada con el sonido metálico de las katanas que chocan entre sí. El frenesí del guerrero hace exprimir al máximo cada fracción de segundo, cada uno de los sentidos, y hace nublar todo atisbo de miedo combatiendo con el doble de valentía, ya que el único miedo es el de morir mostrando cobardía.
Las flechas vuelan por el cielo, con distintos destinos, silbando los oídos de los guerreros en la escaramuza. Takeshi nota fatigados los brazos, pesadas las piernas, y sabe que un despiste pueda causarle la muerte. Su coraza, está manchada de la sangre de sus contrarios, samuráis al igual que él, sin miedo a morir por servir a su ideal, y es lo que hace que admire a su rival por encima de otros sentimientos. Ve a compañeros caídos, y a otros en pie que continúan luchando. Las flechas siguen tiñendo el día de ráfagas oscuras a su paso, resonando en los oídos de los contendientes. Cada vez hay más muertos y más heridos que tratan de mantenerse en pie. El terreno sobre el que luchan, de verde césped al inicio de la batalla, se muestra ahora tiznado de rojo sangre. Takeshi se nota muy cansado debido a las heridas sufridas y al combate, ganando velocidad hacia la muerte. Trata de recordar el día anterior y la calma que experimentaba, la unión de su yo físico y el espiritual, y recobra parte de su vitalidad.
Los enemigos empiezan a menguar y retroceder, viéndose superados en número por sus rivales. Takeshi corre a buscar su caballo y se arma con su arco y las flechas que se encuentra en la montura. Dispara a sus iguales en retirada junto a los arqueros de su clan, obligándoles a huir a los bosques por los que llegaron. La batalla ha terminado. Muchos son los que cayeron abatidos, y los que quedaron no pueden hacer más que enterrarlos allí mismo, hincarse de rodillas sobre el terreno, y honrar a sus hermanos con un rezo por que sus almas inmortales alcancen la iluminación en su forma etérea. No hay motivo alguno para celebraciones, por lo que los samuráis ya preparan sus equipos y monturas para volver a casa cuanto antes.
Los que sobrevivieron regresan al pueblo, y Takeshi se dirige al dojo. Muy pocos regresaron de la carnicería. La vida del guerrero es así, nunca se sabe qué día será el último, ni de qué forma llegarán los últimos instantes. Lo único que Takeshi entiende, es que la continua lucha le ayuda… en su despertar.


Texto original: José Carlos García
Música y efectos: Juan Jesús Lupiáñez
Edición del texto: José Carlos García y Juan Jesús Lupiáñez

http://www.hispasonic.com/musica/jota-lupianez-despertar/99879

30 de mayo de 2013

Personajes con carisma de la pequeña y gran pantalla: Denny Crane y Alan Shore

Para empezar esta sección, quería hacerlo hablando de estos dos personajes icónicos de la serie “Boston Legal” (un “spin off” salido de “El abogado”). Y si bien cada uno de ellos daría por separado para largos textos, no puede concebirse esa opción, porque ellos juntos son el complemento perfecto que hacen de “Boston Legal” una serie distinta a muchas otras de abogados. 


Pese a ser poco conocido en nuestro país (o al menos gozar de poco renombre), tiene una galería de personajes carismáticos, encabezada por estos dos “flamencos” que dan título al post (los que hayan visto la serie entenderán mi alusión a esta palabra)
Antes de profundizar en estos dos personajes (ganadores de premios Emmy por sus papeles), recomiendo el visionado de esta serie, en gran parte por ser diferente, por ser cómica a la par que seria cuando ha de serlo, por criticar la forma en que funcionan las cosas en EEUU (valiente en esa premisa), por gozar de originalidad en muchos casos que se plantean, y por ofrecer un espectáculo de agradable visionado y grandes risas. Y es que una vez que terminas la serie entera, echarás de menos saber más de estos personajes y otros como Jerry “Manitas” Espenson (también ganador de un Emmy), la encantadora Shirley Schmidt, o el aparentemente serio Carl Sack.


Sin duda el bufete “Crane, Poole & Schmidt” no dejará indiferente a nadie y arrancará más de una carcajada, como también lo hiciera “Cage & Fish” en la serie Ally Mcbeal (ambas del mismo guionista), haciéndome disfrutar de la vertiente crítica y cómica del mundo del derecho, tan necesaria como refrescante. Y es que en malos tiempos como los actuales, las sonrisas siempre son bien recibidas.


Denny Crane: William Shatner (el inolvidable Capitán Kirk de Star Trek) da vida a DC, un legendario litigante de Boston, ya en la última etapa de su vida profesional. Es un hombre ultraconservador, egocéntrico, mujeriego, y un apasionado de  las armas, además de otras cosas. También es uno de los fundadores del bufete donde trabaja. Lo que la hace diferente, al margen de lo anterior, es que sufre de “alzheimer”, al que él aludirá como “el mal de las vacas locas” tras cierto episodio, pensando que realmente tiene esa enfermedad. Su padecimiento de alzheimer provocará situaciones dramáticas, pero también cómicas, por lo que no será difícil cogerle cierto aprecio al personaje.


Escenas tan memorables como su forma de pescar en su visita a Nimmo Bay, tocar un mini trompeta en Nueva Orleans, tener y usar una muñeca sexual idéntica a una de sus antiguas novias, aparecer en calzoncillos en el despacho de una jueza, o disfrazarse de época para asistir a un juicio, son sólo algunas de las muchas escenas para el recuerdo que este hombre tendrá en la serie. También habrá momentos tristes, pero es mejor destacar los que te hacen sonreír. Y es que este hombre cercano a la jubilación, que pesca en alcantarillas, se queda dormido en juicios, se enamora de toda mujer que ve, y no para de decir “Denny Crane” para hacerse notar, es sin duda una notable figura, tanto solo como acompañado.

Alan Shore: El inseparable amigo del anterior, está interpretado por  James Spader. Alan es más joven, y representa también al mismo bufete, del que es socio. A diferencia de Crane, es políticamente liberal, y se opone al uso de las armas (al menos en la forma que DC lo defiende), aunque también es un mujeriego. Destaca además por su verborrea incesante que le hace un gran orador, y por ser una persona fiel a sus amistades y sus principios, aunque haya de actuar de forma negligente. Es y será un fiel apoyo para DC cada vez que la enfermedad de su amigo haga aparición.


Es también otro pescador de alcantarillas, le tiene fobia a las personas disfrazadas de payaso, sufre a veces de “ensalada de palabras” y “terrores nocturnos”, se disfraza de mujer en alguna fiesta del bufete, e incluso utiliza los juzgados y sus instalaciones como picadero sexual.
Tanto Alan como Denny vivirán situaciones cómicas juntos, como hacerse “guardacostas”, ir disfrazados con largas pelucas blancas a un juicio, pelear sobre un ring por salir con una mujer, o dormir juntos y despertarse sorprendidos con caras que no tienen precio.



Habitual es acabar la gran mayoría de los capítulos de la serie con estos dos hombres tomando una copa y fumando un puro, en la terraza del bufete, resumiendo detalles del episodio, discutiendo de muchos temas, y ensalzando el valor y la importancia de su amistad, que, para quien sea atraído por la serie, valdrá la pena conocer y disfrutar hasta el final.

6 de mayo de 2013

Películas que rescataría del olvido (4) : La cosa de John Carpenter


Quizás la frase que mejor asocio con esta película, es aquella que dice que “el tiempo lo pone todo en su lugar”. Y me alegra que el paso de los años, le diera a esta joya del cine de terror, lo que no tuvo en su estreno: buena prensa y un justo reconocimiento. Y es que John Carpenter, es un director muy infravalorado en el mundo del cine, y sus obras también.

Lo cierto es que influyeron muchas razones para que en 1982, cuando se estrenó “The thing”, su acogida fuera cuanto menos… poco amigable.


Y es que para empezar, la mundialmente conocida “E.T: El extraterrestre” se estrenó algunas semanas antes que esta otra. Y para los que hayan visto ambas películas, sabrán que no pueden ir en direcciones más opuestas; mientras la obra de Steven Spielberg era totalmente sentimental y bondadosa, la de Carpenter mostraba un ser alienígena que sólo provocaba muerte, caos y destrucción, asimilando cualquier forma física posible. Por tanto, la primera, que fue un auténtico triunfo a todos los niveles (reconocimiento, premios, taquilla, público), y siendo de un profundo calado sentimental, lastró la que habría sido el empuje definitivo de Carpenter en Hollywood.

Yo personalmente, pese a ser de géneros y mensajes distintos, no tendría ninguna duda si tuviera que escoger: siempre “The thing”. Aunque es una pena que el bombazo fuera la otra, y que el director encumbrado a la fama fuese Spielberg solamente, y no también Carpenter.

Otra razón de su batacazo inicial, fue la ocurrencia de colocarle la frase de “Lo último en terror alienígena” en los carteles publicitarios. Y es que tres años atrás, se había estrenado el también famoso “Alien” de Ridley Scott, y es posible que la gente que se esperara a ver algo similar, no comprendiera para nada el mensaje de la película, ni la forma de desarrollar la historia. Seguramente pocas fueran las personas que realmente la comprendieran en su época.


Como dije antes, por suerte el tiempo ha ido colocando esta película en la categoría de “obra de culto”, y es una satisfacción ver que en el presente sigue teniendo tirón, sobretodo porque en 2011 se estrenó una aceptable y respetuosa “precuela” de la misma. No es de extrañar, porque al margen de un reparto metido en el papel (donde Kurt Russell será el más conocido para muchas personas), impregna de tensión y dudas al espectador durante buena parte del metraje, y tiene unos efectos especiales espectaculares para su época, donde el ordenador apenas tiene protagonismo, y que a día de hoy siguen siendo geniales. Al menos para los que preferimos el cine claustrofóbico e inquietante de terror al gore gratuito que roza la repulsión, ésta obra es un punto de referencia.

Y una vez hecha una valoración inicial de esta obra, toca hablar un poco del argumento, para animar (o no) a la gente a verla si aún no lo ha hecho. La escena inicial nos muestra un platillo volante que se dirige a la tierra (y una original forma de mostrar el título de la película tras eso). El lugar de la historia es la “Antártida”, y tras la primera escena vemos un perro corriendo a través de la nieve, seguido por un helicóptero desde donde le disparan. El perro llega a una base de investigación americana, donde acaban falleciendo sus perseguidores. Los americanos, tras quedarse con él, averiguan la nacionalidad de los fallecidos, y deciden mandar un grupo hacia su campamento. Una vez allí, descubrirán todo destruido y algunas cosas más, entre ellas un  enorme bloque de hielo descongelado, unas grabaciones hechas por los noruegos, y el cuerpo de una extraña mutación genética. Estas dos últimas cosas son llevadas a la base americana, y a partir de ahí descubrirán que esos científicos noruegos, encontraron un platillo volante enterrado en la nieve, así como un enorme bloque de hielo a poca distancia de él.


Lo que los americanos irán descubriendo en sus propias carnes, es que el contenido de ese bloque, que descongelaron aquellos noruegos, es un ser alienígena capaz de mutar en cualquier forma física, alcanzando la perfección con cada imitación que logra completar.


Y en esa perfección, también entra la especie humana, lo que creará un gran desconcierto entre todos al no sabes quién es humano y quién no…

Así que, para quien guste de una película de tensión psicológica, poco previsible en el desarrollo del argumento (increíble la escena de la prueba de sangre), y de las que dejan un buen regusto pasado el tiempo, ésta es una buena elección.

Por último, quisiera mencionar que ésta película es un “remake” de otra de 1951, llamada “La cosa de otro mundo”, aunque resalten aspectos diferentes. Y como he dicho antes, en 2011 se filmó una nueva versión, aunque narrando lo que pasa en el campamento noruego, para conectar con ésta objeto de mi análisis. Detalle de su valoración positiva con el paso del tiempo, es que hay cómics de “La cosa”, así como un videojuego que narra lo que pasó después de esta obra. Y es que más vale tarde que nunca, cuando se trata de reconocer el valor de una película…



4 de marzo de 2013

Grupos musicales de tributo a otros, ¿Necesarios o innecesarios?


Hace escasos días visitó Granada una de las mejores bandas  nacionales (para mí la mejor tras haber visto conciertos de otras) que rinden tributo a “Pink Floyd”, y son los llamados “Pink Tones”, los cuales brindaron un apasionante concierto de unas 3 horas de duración, recorriendo desde los temas más conocidos de la banda británica, hasta otros que gran parte de los oyentes podían  no  conocer  por ser más antiguos, o por  no figurar en cada recopilación de éxitos de Pink Floyd. Y a la excelente calidad interpretativa de este grupo nacional, le acompañaba el uso de elementos típicos (tecnológicos  y visuales) de algunas giras de PF, lo que contribuye a destacarles por encima de muchas otras bandas de tributo, ya que el espectáculo visual no hace mejor o peor a una banda musical, pero sí tiende a hacerla distinta de otra/s que no se valen de tales cosas.



Y la pregunta que encabeza este post es la que a veces me hago cuando asisto al concierto de alguna banda de tributo a otras famosas o a algún artista destacado. ¿Son necesarias porque nos acercan a aquellas otras de las que somos fanáticos y a lo mejor nunca podremos ver en directo? ¿O son innecesarias por tocar canciones de otras, en ocasiones con desacierto  o adaptando sus temas a otros estilos musicales?


Cada persona tendrá su lectura acerca de este tema, como es normal y respetable.  Para mí, la respuesta abarca ambas preguntas.  Es decir, considero que en la mayor parte de ocasiones, las bandas o artistas a los que se rinden tributo, como puedan ser por citar algunos ejemplos Pearl  Jam, U2, Joe Bonamassa, B.B King, ZZ Top,  Led Zeppelin, etc… no hacen sino acercarnos a esos artistas o grupos que a lo mejor por diversos motivos, no ofrecen ningún concierto durante su carrera musical en nuestras ciudades (o que en caso de ofrecerlo, no podamos asistir por la razón que sea). Si por esa razón es complicado asistir a una actuación en vivo de la música que me guste, me parece muy acertada la posibilidad de vivir parte de su esencia a través de unos músicos que unidos por el interés que sea (en gran parte el aprecio por esa música en concreto),  traten de acercarla al público de la mejor  forma en que puedan.  Habrá quienes se tomen esta opción de tributar a otros como una afición en sus ratos libres, y quienes se dediquen profesionalmente  a  ello, y no siempre ha de implicar una menor calidad por ello de la adaptación musical que se haga.


A fin de cuentas, todo es cuestión de la percepción que se tenga de ello. Si la principal banda a la que aludo aquí, PF, ya no existe ni toca como tal, es imposible disfrutar de una actuación en vivo de la misma (al margen de que haya infinidad de dvd’s  de sus conciertos y giras), por lo que la única forma  de vivir algo así, se me ofrece por  gentileza de las bandas que la tributan musicalmente. Y bajo esa perspectiva, me parece todo un acierto su existencia, y más aún la variedad de este tipo de bandas que existen, lo que permite oír diferentes formas de captar el espíritu de la principal.


Por otra parte, dentro de ese último aspecto, hay una parte que me cuesta más valorar positivamente. Me refiero al hecho de que al haber numerosas bandas aficionadas que toquen cosas de un mismo grupo, algunas optan por cambiar el estilo musical, o bien musicalmente en cuanto al estilo en sí, o por ejemplo introduciendo voces femeninas o masculinas en lugar de la del sexo contrario con la que asociemos a los músicos originales. Por poner un ejemplo, escuchar a una chica siendo la voz principal en los temas de Pink Floyd, en lugar de en los coros, se me haría raro, no por desprecio a esa persona o su sexo, sino por asociar desde siempre un grupo con sus integrantes, con sus voces, o con el estilo musical. Razón esta última por la que también se me haría raro escuchar temas de ese grupo, cuyo estilo atraviesa el rock psicodélico o el sinfónico como los principales, en clave de otro que no guarde mucha relación. Pero aquí nuevamente toma protagonismo la idea de que cada persona es un mundo, y en la variedad está el gusto. Y eso sigue siendo muy respetable. Y si no lo es, debe serlo.


¿Alguien quiere aportar su opinión acerca de este tema?




15 de noviembre de 2012

Un juego que hace pensar: El ajedrez


Es difícil hablar de algo que le guste a todo el mundo. Y dentro del mundo de los juegos de mesa y los juegos de lógica, cuesta más aún reunir multitud de opiniones que apunten favorablemente en la misma dirección. La gran multitud de juegos que hay, de mayores y menores desafíos a la lógica, de más o menos complejidad en cuanto a su formato de juego o sus reglas, y de una temática u otra, da infinidad de opciones sobre las que hablar.

Hoy me apetece hablar del “ajedrez”, un juego de mesa tan popular históricamente, que aunque alguna persona se ría al leer esto, se llegó a considerar como un deporte en toda regla. ¿Deporte por qué? Alguna persona podría pensar, y me parecería un razonamiento lógico y coherente, que el ajedrez no requiere de ningún esfuerzo físico, que es el pilar fundamental para considerar algo como “deporte”. Es cierto que no requiere de un esfuerzo motriz que permita catalogar a este juego como un deporte de verdad, pero ello no implica que detrás no haya un fuerte esfuerzo mental. Me explico; el fútbol, el baloncesto, el tenis...son deportes que requieren de mucho desgaste del cuerpo sí, pero no sólo de esa parte, sino también de la mente. Puedes ir perdiendo un partido por una amplia ventaja, pero pensar que sólo tú puedes cambiar eso, y que el poder para ello reside por empezar creyendo que puedes hacerlo. Esa fuerza mental es la que engrana con lo demás, de tal modo que te hace ser más competitivo. Y el ajedrez requiere básicamente de ese componente psicológico, en unión a otros factores.

La anticipación, el cálculo, la imaginación y el atrevimiento, son otros elementos de este maravilloso juego. Respectivamente...la anticipación consiste en preveer los posibles movimientos de tu rival antes siquiera de que éste los haga, trazando un plan a seguir si las cosas salen como están pensadas. Cálculo, es la necesidad de explorar mentalmente todas las posibilidades de juego que puede ofrecer una jugada u otra, así como los riesgos y ventajas de una jugada propia. La imaginación y el atrevimiento pueden ir unidas, en jugadores que mediante movimientos insospechados o ciertamente desconcertantes, hagan jugadas “de sacrificio” de piezas, o de las que en un primer momento no entendamos nada.

Uno puede pensar que el jugador más complicado de afrontar, es el que más sabe y que todo lo controla, pero a veces también puede serlo uno que no tiene miedo de arriesgar con sus jugadas y de ponerse en el filo de la navaja. Y es que como he dicho anteriormente, este es un juego que desafía a la lógica, y como tal, cada persona a la que te puedes enfrentar es un mundo. Ni que decir tiene que el cansancio físico o un estado de desánimo, pueden afectar y afectan considerablemente las posibilidades de ganar, a cualquiera que pretenda ponerse frente a un tablero de ajedrez. ¿No es eso lo mismo que le puede pasar a un deportista? Es una razón tan coherente como la anterior que pregonaba justo lo contrario.

Para hacer una breve introducción (que quizás no sea tan necesaria dada la popularidad), un tablero de ajedrez tiene el siguiente aspecto: 



Hay dos colores de piezas como puede apreciarse, blancas y negras. Las blancas son las que empiezan siempre jugando. En esa misma foto aparecen numeradas todas las casillas, pues es frecuente que en torneos por ejemplo, los jugadores anoten las partidas (con la ventaja de poder analizarla tranquilamente una vez acabada). Las figuras totales de las que dispone cada jugador pueden apreciarse de un simple vistazos a la imagen. Cada figura tiene sus movimientos, de eso no hay duda, por lo que todas y cada una pueden tener mayor o menor importancia durante el transcurso de una partida, que puede ser muy larga. Y para quienes no conozcan los movimientos de cada pieza, y tengan curiosidad por ello, les invito a valerse de internet o cualquier libro de ajedrez para una información más pormenorizada. Les valdrá la pena.

¿Y el objetivo final del juego? Hacer el conocido "jaque mate" al rey rival. Y esto se produce cuando las figuras de un bando, a través de "jaques" (amenaza a la casilla donde se encuentra el rey), consiguen dejar sin escapatoria al rey rival, y sin posibilidad de que ninguna otra pieza pueda interponerse para defender su rey. Hay infinidad de jaques mates conocidos, cuyo estudio suele ilustrar a los jugadores para escoger una forma en que terminar su partida, según disponga de unas piezas u otras, o según la posición en la que éstas se encuentren. Es por ello que el final, aunque siempre sea el de hacer el "jaque mate", puede producirse de muchas formas, dotando de gran vistosidad cada final de partida.

El ajedrez es mucho más que un juego de desafío a la mente, más allá incluso del enfrentamiento de dos personas. Cada partida puede deparar una aventura distinta, pues cada rival puede jugar de distintas formas. Y de esa variedad indefinida de posibilidades, tienen parte de culpa las llamadas "aperturas", palabra que engloba una serie de movimientos automatizados de las dos piezas que llevan a una posición determinada. Para quien sepa aperturas, le será mucho más fácil seguir una serie de movimientos de sus rivales, y más aún, le permitirá conocer sus posibilidades de movimiento ante una jugada u otra. Hay muchas aperturas estudiadas a lo largo de la historia del ajedrez, y éstas cuentan con muchas variantes cada una, producto de la innovación, el atrevimiento y el análisis de jugadores que optaron por variar algún movimiento de ese esquema fijo de la apertura, y descubrir sus ventajas o desventajas. 

Algo característico del ajedrez, como muchos otros juegos, es que posee su propia terminología. Palabras como "tijeras", "doblete", "enroque", "peón pasado", "variante", "jaque descubierto" y muchas más, pueden tener un significado muy claro para jugadores de ajedrez, distinto del normal de cada palabra. 

Y algo que destaca este juego ante muchos otros, es la existencia de clubes para aprender sobre él. Un servidor ha formado parte de uno durante muchos años, y es una parte de mi vida que miro con cariño y aprecio. Porque formar parte de un club de ajedrez, es mucho más que aprender sobre este juego o deporte (ya según la opinión de cada uno). Formar parte de ello te permite jugar muchos torneos, no sólo contra personas del mismo club, sino también de toda la ciudad, comunidad e incluso país. 

Y un torneo, por encima del objetivo de competir, te permite disfrutar del ajedrez en toda su extensión (jugar partidas, hablar de ello con algún otro jugador...), conocer muchas otras personas afines en cuanto a esa afición, viajar dependiendo de dónde se vaya a jugar, y en definitiva, saborear bien este arte, en compañía de gente que lo aprecia tanto como tú. Aquí no se compite por meter un gol en un partido de fútbol, o ser el "mvp" de un partido de baloncesto; aquí se juega por amor a este juego, por desafiar nuestra capacidad de razonamiento, y por encima de todo, por la pasión que se puede despertar, a quién realmente disfrute con esto.

Espero haber sabido transmitir parte del gran aprecio que siento por esta afición, y que tantas horas me ha hecho pasar entretenido, practicando frente al ordenador o con un tablero y un libro, yendo a clases en el club, o bien jugando torneos ante todo tipo de personas. Gracias por compartir un pellizco de vuestro tiempo leyendo este artículo entero, o al menos parte de él.


1 de octubre de 2012

Un escritor para conocer: Robin Cook


En este blog he hablado de cine y de música, y me di cuenta de que de momento no había dedicado tiempo ni palabras a escribir algo sobre la lectura, y eso fue lo que me llevó a iniciar esta nueva sección.

Dentro de las aficiones que no requieren de un gran esfuerzo físico, una de las imperantes en muchas personas es el leer, ya se trate de libros, revistas, periódicos, y cualesquiera otro tipo de redacciones. Y hay lecturas, que nada más posar los ojos en ellas, te atrapan hasta que las termines. Lecturas que te tienen con ganas de saber qué cosas suceden en ellas, y que se convierten en una prioridad en el tiempo para ocio, hasta que se acaban.

La primera vez que cogí un libro de Robin Cook, sentí esa sensación, que te hace sentir que vas a entregarte a esa lectura hasta acabarla. Esa sensación de que entre muchos, ése es el libro que te hará querer terminarlo y no dejarlo a medias, porque lo leerás de un tirón. Y es que a los buenos amantes o asiduos del género de las intrigas, les gustará este autor. Sobretodo si gustan de las intrigas médicas. Pero mejor me explico para ser más claro.

Robin Cook (nacido el 4 de mayo de 1940 en Nueva York, EEUU), es médico y escritor. Y sus libros abarcan el género de los "thrillers médicos", de los que es uno de sus mejores y más conocidos autores. Una de sus premisas para hacer este tipo de libros, y no libros puramente médicos, es la siguiente: "Podría escribir artículos sobre temas de medicina, pero la mayoría sólo tomará conciencia de estos problemas si se los presentan como una novela."

Sus historias suelen versar sobre el uso malintencionado de la medicina, que se ejerce por parte de grandes multinacionales farmacéuticas casi siempre, que son las que en EEUU agrupan todo el poder en ese campo. Y pese a contener referencias médicas (inevitables por la profesión del escritor), la lectura es fluída y agradable, a la par que como ya dije, adictiva. Aunque en bastantes de sus novelas los protagonistas son los mismos, no siempre es así, por lo que hay cierta variedad.

De sus primeras novelas, una fue adaptada al cine poco después de sus publicación en 1977. Se trata de "Coma", que contó entre sus protagonistas con Michael Douglas y Ed Harris. De esta misma película se ha hecho recientemente una miniserie. Se han adaptado algunas más de sus historias, pero siempre en películas hechas para la televisión, con poco presupuesto y de poca calidad.

 
Espero haber podido captar el interés de alguna persona que desconociera a este autor, o que conociéndolo lo tuviera algo abandonado. En el peor de los casos, confío en que la lectura de este post, que inicia una nueva sección, haya sido interesante.

P.D: Como hasta con las cosas buenas, el exceso es malo, recomiendo alternar lecturas de este autor, con otras cosas distintas, pues leer varios de sus libros seguidos, aunque sean entretenidos y amenos, puede hacerse repetitivo, como pasa cuando no hay variedad en las cosas. Un saludo.